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Cómo acertar a la hora de elegir canguro

Escucha, siempre, a tu sexto sentido. Deja que hable la voz de tu intuición.

Trabajamos demasiado; de eso no nos cabe ninguna duda. Y es que el ritmo frenético de nuestra sociedad acaba por arrastrarnos.
 
Además de la profesión, se suman las responsabilidades y quehaceres que parecen no tener fin y que ocupan todo nuestro día… e incluso un poco más allá. Pero, si en esa lista interminable, también has añadido el propósito de llevar a la práctica ese concepto teórico del que tanto se habla en la actualidad, conocido como autocuidado, queremos echarte una mano con la siguiente tarea que se te presenta: elegir canguro
 
Ser madres y padres no viene con un manual de instrucciones como los muebles de Ikea, lo que hace que te pases los días improvisando cómo hacerlo lo mejor posible. Y son tantas las expectativas sociales, que la culpabilidad por la perfección hace acto de presencia más a menudo de lo que nos gustaría. De ahí que, cuando piensas en la posibilidad de contratar a alguien que se ocupe de tus criaturas para poder sacar a flote tus relaciones de pareja y de amistad, acabes por desechar la idea porque se te presenta como otra misión imposible
 
Calma, que tienes compañía en las trincheras. Y aunque digan aquello de ‘mal de muchos, consuelo de tontos’, la realidad es que nos sentimos mejor si sabemos que a otros también les pasa. 
 
Pero vamos con esa nueva lista en tu agenda que te llevará a elegir canguro sin tirar la toalla en el intento, y a encontrar a alguien que se adapte a tus necesidades. Porque si bien nos encantaría que fuera posible, sabemos que no vale cualquiera. 
 

Pregunta a familiares y amistades

 
Comenzamos con lo más sencillo, y tal vez lo más difícil, que es conseguir a alguien de confianza para encargarse de tus hijos durante algunas horas, ya que el estrés nos afecta a todos en mayor o menor medida. Si ya has agotado todas las posibilidades o no quieres seguir abusando de la generosidad de tu círculo más cercano, entonces pasa al punto siguiente. 
 

Para elegir canguro, lo primero: las referencias

 
Tu tiempo vale mucho y no es que te sobre, precisamente. Por eso, lo mejor es empezar con la parte formal, que es pedir referencias y verificar que se tiene la formación, los conocimientos o la experiencia. Por muy sencillas que puedan ser las tareas que demandas, la persona en cuestión tiene que saber gestionarse. En España nos fijamos demasiado en la apariencia, y hay otros aspectos que son más relevantes. 
 

Especifica tus necesidades

 
Puesto a crear más listas, haz una con todo lo que necesitas en concreto. Elegir canguro no consiste en ver las opciones disponibles y quedarte con quien tiene un mejor currículum; la idea es encontrar a la mejor persona para ti, que no tiene por qué coincidir con la anterior. Por ejemplo, quizás solo necesites que estén con tus hijos unas horas en lo que vas a cenar, o tal vez sea más tiempo y quieras que se ocupen de la casa. 
 

Deja que la conversación evolucione

 
Está muy bien que hagas las preguntas habituales sobre la experiencia anterior, la disponibilidad, la edad o los hábitos, pero te interesa ir un poco más allá. No solo para asegurarte de que contratas lo que te conviene, sino por tu propia tranquilidad y la seguridad de tus hijos. Nuestro consejo es que dejes que la conversación se salga de lo tradicional, porque así es como llegarás a conocer a quien tienes delante. 
 

Busca puntos en común

 
A veces, al elegir canguro nos centramos en lo que padres y madres queremos, cuando lo que deberíamos preguntarnos es quién congeniaría con nuestros hijos e hijas. Si a ellos les fascina algún deporte o afición en particular y a ti no te interesa demasiado, es buena idea que la persona candidata sí comparta ese interés, porque esto facilitará la relación. Esto es particularmente importante cuando quieres que aprovechen para aprender alguna habilidad, como un idioma. 
 

Confía en tu instinto a la hora de elegir canguro

 
Nuestro último consejo para elegir canguro es que tengas confianza en tu capacidad para ello. Si a pesar de que la formación y los conocimientos son los correctos y no hay nada en particular que esté objetivamente mal, si algo no te termina de convencer, confía en ese instinto. 
 
Quizás no siempre sepamos qué es lo mejor y cometamos errores, pero tú mejor que nadie conoces a tus hijos e hijas y sabrás escoger a la persona adecuada.